Han pasado casi dos años desde que los residentes de las comunidades de Chupá y El Cedro, en Macaracas, provincia de Los Santos, esperan por una respuesta, tras la destrucción del vado sobre el río Estivaná, que permitía la comunicación, entre ambos sitios.
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Los moradores esperan que el vado, reducido a escombros tras una fuerte crecida del río, sea reconstruido o bien se les construya un puente tipo Bayleis, ya que ambas comunidades están incomunicadas, y solo se puede cruzar de una hacia otra a pie, arriesgando la vida.
Hay que tener cuidado por el mal tiempo
Aunque han hecho todos los intentos por conseguir una solución, lo único que reciben los moradores es promesas, y no la atención necesaria, ya que se trata de la vida de panameños humildes, ancianos y niños, que cada día se arriesgan para poder salir del área.
Son cerca de mil personas los afectados, entre ellos productores agrícolas, que ante la falta de una vía de comunicación, solo les queda poner en peligro la vida y sus cosechas para sacarlas del lugar y comercializarlas.
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Ante esta situación, hacen el llamado a las autoridades para que agilicen este proyecto.